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Nos cruzamos después de una semana sin vernos.
Apenas cinco segundos.
Su mirada fue de odio, la mía de nerviosismo
supongo…
Me giré por si nuestros ojos se cruzaban de nuevo
cuando tú ya me dabas la espalda.

Me hubiera ido en ese mismo instante contigo
donde me hubieras dicho.

Pero no nos dijimos nada,
salvo con la mirada,
en los suyos vi odio hacia mi persona,
no había posibilidad de otra noche
o de otra vida juntos.

Si cierro los ojos recuerdo su cara.
¿Cómo puedes odiar a alguien que ha dado todo
por únicamente hacerte feliz?
¿Cómo puedes ser más fría que el cero absoluto?
¿Cómo no puedes sentir, acaso estás muerta por dentro?

Escribo este poema
sólo con la intención de decirte,
que tuviste algo que te perteneció, pero que ya no te pertenece:
Mi futuro, porque éste ya no es contigo.